Puerto del Rañadoiro, Puerta de Asturias
Siempre me he preguntado por qué no existe una autovía de acceso a Francia pasando por Huesca, siendo este el camino más recto que desde el centro de España nos llevaría a Europa. Han tenido el País Vasco y Cataluña la enorme fortuna de que la naturaleza les haya dado un camino sencillo y la inteligencia de aprovecharlo.
En Asturias contamos con un puerto que si la caprichosa orografía lo hubiese situado en medio de los Pirineos sustituyendo al terrible Somport habría cambiado y mucho el modelo de desarrollo de nuestro país. Estoy hablando del puerto del Rañadoiro.
La continuación de la autovía Oviedo-La Espina, por el suroccidente asturiano, que no es otro que el que comprende los concejos de Tineo, Pola de Allande, Cangas del Narcea, Ibias y Degaña, es fundamental para la vertebración de la región y para la comunicación con Ponferrada, ciudad de una gran expansión y con la que tenemos unos vínculos empresariales y sociales en sectores tan importantes como la minería. Quizá quienes habitualmente no transitan la zona no imaginan la gran cantidad de tráfico pesado que soporta.
Huelga decir lo que significa esta infraestructura para los habitantes del Occidente asturiano, para quienes contar con esta carretera es una prioridad, pero también lo es para el resto de asturianos. Por poner un ejemplo muy clarificador, saben que en un viaje Oviedo-Madrid la diferencia entre optar desde el centro de Asturias por el Huerna o por el Rañadoiro no significaría en tiempo más de veinte minutos por el occidente. Pronto será una alternativa al Huerna.
Sin duda, debemos felicitarnos todos porque a nuestros arquitectos políticos les haya parecido oportuno adecuar Asturias a los tiempos modernos y que alguien se ha dado cuenta, por fin, que el Puerto del Rañadoiro es la Junquera o el Irún asturiano. Es el puerto que no es puerto: con un túnel, que ya está en marcha, accederemos a la meseta como si fuésemos parte de ella tanto en verano como en invierno.
Espero que con los pies en la tierra, aprovechando al máximo lo que sí tenemos, convirtamos a los concejos del suroccidente de Asturias en la otra puerta de entrada a una región que es todo esencia. Desde lo que somos, gestores de una riqueza natural que permite la obtención de múltiples frutos originales, podemos albergar a los más exigentes huéspedes.
Juan M. Fernández Carnicer
Etiquetas: Artículo publicado en La Nueva España. 18/02/2006